En 1994, EPN tenía una deuda superior a los 120 millones de dólares, a la cual no se podía hacer frente con los flujos que, en ese momento, tenia la empresa ni con los que se contemplaba a un futuro inmediato.

El Socio Director y fundador de ZIMMA, llevó a cabo una restructuración con los acreedores que eran en su totalidad racionales, fundamentando la reestructura en los flujos y proyecciones a 10 años, mostrando los flujos disponibles para una deuda sostenible.

Adicionalmente, ZIMMA asesoró a la empresa en la renegociación de ciertos contratos a largo plazo, de modo de que se adecuaran mas fielmente a las condiciones que el país vivía en esos momentos.