¿Cómo y cuándo hacer líquido tu patrimonio?
Cuando usted toma la decisión de invertir su dinero ganado con esfuerzo y durante años, y lo invierte en la bolsa, se enfrentará inmediatamente a la tarea de administrar esas inversiones, bajo ciertos criterios como:
- ¿Cuál es hoy el valor de mis inversiones?
- ¿Creo que el valor aumentará o disminuirá durante el periodo de tenencia esperado, y qué tasa de rendimiento puedo esperar?
- ¿Cuáles son mis necesidades de flujo de efectivo, y cuándo quiero vender mis inversiones?
Al tomar estas decisiones, usted consultará sus estados de cuenta y procurará la ayuda de un asesor financiero. Pero ¿qué es lo que hace usted si su inversión, es su propia empresa? Su empresa podría resultar ser la mayor parte de su patrimonio, y de ella dependerá su liquidez en el futuro.
Por lo tanto, y de la misma manera que en inversiones bursátiles, gestionar la inversión que usted tiene en su propio negocio, requerirá también de tener información disponible y de tomar a tiempo las decisiones adecuadas.
- ¿Cuál es el valor de mi empresa a día de hoy?
- ¿Creo que el valor aumentará o disminuirá y qué tasa de rendimiento puedo esperar?
- ¿Cuáles son mis necesidades de flujo de efectivo, y cuándo quiero vender mis inversiones?
Si bien estas preguntas son las mismas para ambos tipos de inversiones (inversiones pasivas y la inversión en su negocio), cómo responder a estas preguntas es muy diferente.
Con el fin de contestar a la primera pregunta: ¿Cuánto vale mi negocio hoy en día? No hay ningún estado de cuenta mensual que le diga cuánto vale a día de hoy su negocio. Una valuación de la empresa elaborada por un asesor financiero independiente es la mejor forma de conocer el rango de valor de cualquier empresa, sin necesidad de tener que ponerla en venta.
Para la segunda pregunta, la buena noticia es que, a diferencia del caso de inversiones pasivas, el empresario tiene un grado de control tal que puede ser determinante para que el negocio vaya hacia arriba o hacia abajo.
En cuanto a la tercera pregunta, debemos notar la diferencia de que las inversiones pasivas tienen total liquidez, mientras que conseguir hacer líquida la inversión en la empresa, va a tomar tiempo para planificación, para conocer el valor real del negocio y tendrá un costo asociado al proceso de venta.
Lo anterior nos indica los 3 pasos que tenemos que seguir:
- Medición del valor
- Creación de valor y
- Realización del valor
Medición del Valor
La premisa fundamental es que el valor de la empresa es igual al valor presente de los beneficios futuros. Cualquier negocio genera valor por dos variables fundamentales que son: los flujos que genera y la probabilidad de que los mismos se den.
En el caso de una empresa que se espera que continúe operando en el futuro, un posible comprador evaluará los riesgos y los retornos esperados de la inversión a futuro. Hay diversos métodos de valoración que pueden ser utilizados y un asesor experimentado podrá emplearlos de la manera que mejor se adecúen a su empresa. El asesor deberá saber tomar en cuenta las peculiaridades concretas de una empresa familiar para ajustar sus variables hasta conseguir el rango de valor correcto para este negocio, y lo hará de una forma independiente.
Creación de Valor
La identificación y optimización de aquellas variables que en mayor medida generan valor en su negocio, es el primer paso para que la dirección de la empresa, preste atención a los mismos, y se pueda así trabajar en la maximización del precio pagado por un potencial comprador.
Saber si lo que genera valor en mi empresa es la marca, la distribución, la capacidad instalada y tecnología, el portafolio de productos, o las relaciones con clientes y proveedores es clave para tomar decisiones de inversión a futuro. Los compradores potenciales dan valor tanto al flujo generado hoy, como a la previsible capacidad de la empresa de aumentar estos flujos.
La gestión efectiva de los factores de riesgo internos y externos afectará la calidad de los flujos de efectivo o el perfil de riesgo, y en última instancia el valor de la empresa.
Ejemplos de factores cualitativos que tienden a reducir el perfil de riesgo de un negocio (y aumentar el valor) incluyen: buena calidad de cartera de clientes, contar patentes, fuerte posición de mercado, buenos sistemas de información que permiten una gestión adecuada y la toma de decisiones.
Las estrategias mencionadas se centran en la «gestión» de la empresa. Hay otras estrategias que se centran en la «propiedad» de la empresa, y el diseño de la mejor estrategia fiscal de cara a una posible venta. La identificación y la aplicación de estas estrategias con suficiente antelación a la venta (de 1 a 2 años de antelación) significan que el negocio estará listo para venderse cuando llegue el momento.
Realización del Valor
La realización de valor significa convertir el valor de su negocio en dinero en efectivo. La realización de valor puede suceder en el tiempo con una venta parcial de la empresa, o en un solo evento a través de una venta del 100% de la empresa.
Todo propietario de negocio debe asumir que algún día el negocio será vendido y que dicha venta que puede ser voluntaria o involuntaria (la muerte, la quiebra, la falta de sucesión o la enfermedad).
A pesar de la existencia de numerosos artículos y libros relacionados con «planificación de la sucesión», la realidad es que en su mayoría, el propietario de un negocio rara vez dedica tiempo a implementar estrategias como las comentadas.
Sucede entonces que en ese momento, el propietario toma decisiones más en función de la falta de tiempo que en función de la conveniencia para la maximización del valor. Planear con anticipación es la mejor manera de estar preparado a tiempo para hacer líquida la inversión, el patrimonio.
Conclusión
Así como invertir su patrimonio en los mercados financieros requiere tiempo, esfuerzo y gestión de esas inversiones, cuando su patrimonio es su empresa, prepararse para hacer líquida dicha inversión en las mejores condiciones es igual de importante.
Las estrategias de creación de valor tienen más éxito cuando el dueño de la empresa las planifica e implementa con la debida anticipación. Buscar las condiciones óptimas para la venta de una empresa, incluye alinear los tiempos de la venta con la situación personal del dueño, sus condiciones económicas y la situación presente y futura de la empresa.
Caso ZIMMA
En 2011 ZIMMA fue contratada por una empresa industrial mexicana, propiedad de la segunda generación familiar. El fundador inició la empresa hace más de 60 años. Esta segunda generación, no encontró un relevo generacional natural, por lo que buscó hacer líquido el patrimonio en las mejores condiciones.
Afortunadamente tomaron la decisión de buscar asesoría independiente, con tiempo suficiente para planear la venta de la empresa. De no haberlo hecho, hubieran perdido gran parte del valor de su patrimonio por dos motivos que al principio, nunca valoraron. ZIMMA junto con la empresa, concluyó que el momento idóneo para la venta no era el que habían decidido inicialmente los dueños, sino que había que esperar de 2 a 3 años más. Esto por dos motivos: porque la situación en 2011 del mercado y de los competidores no era óptima para una venta, y porque existía un proyecto con gran retorno y baja inversión que podría dar resultados visibles entre el segundo y tercer año de su puesta en marcha.
Al esperar este tiempo, la compañía pudo generar más interés a los posibles compradores y se vendió en mucho más de lo que hubiera valido 2 años antes cuando el dueño quería retirarse.